Cuando vemos un partido desde la perspectiva que nos da nuestro asiento privilegiado en la grada o en el sillón de casa frente a la televisión, es difícil entender porqué muchas veces los jugadores no corren hacia el espacio libre y en cambio se complican jugando en zonas más pobladas de contrarios, dificultando así el avance y poniendo en peligro la posesión del balón.
Cuando el portador del balón avanza, éste se convierte en el principal foco de atención de los contrarios y compañeros más cercanos a él.
La defensa querrá detener el avance rápidamente mientras que el portador del balón, valiéndose de su técnica individual, intentará evitar el contacto. ‘Luchando’ contra los defensores cercanos tratará de mantenerse de pie y no perder el balón para seguir avanzando o, mediante un pase, hacer avanzar a un compañero.
Esta situación descrita, que se da en el juego, es común cuando se ataca a la defensa; se pasa de jugar delante de la defensa a jugar dentro de ella. Situación inevitable por otro lado ya que, si un equipo ataca con la posesión del balón, el otro defenderá con la intención de robárselo, claro.
Ahora bien, si pensamos en cuál es la situación ideal que se le puede presentar a un jugador con balón diríamos que encontrarse corriendo a máxima velocidad, con el balón en las manos, y sin jugadores contrarios interfiriendo en su camino hacia el ensayo.
Por lo tanto, hablar del espacio es hablar de la clave del éxito. O lo que es lo mismo, trabajar para conseguir poner jugadores con la posesión del balón en el espacio libre que garanticen el avance hacia el ensayo.
Si jugando delante de la defensa no encontramos espacios libres, tendremos que crearlos. Es ahora cuando tiene sentido ver a aquellos jugadores que, en vez de jugar hacia los espacios poco claros o difíciles de aprovechar, atacan a la defensa y juegan dentro de ella para implicar defensores y desordenar el sistema defensivo contrario.
Conservando el balón y con movimiento de avance; tarde o temprano, los espacios libres aparecen y entonces, si hemos mantenido la posesión y tenemos jugadores circulando en (o hacia) esa zona libre, estaremos ante una situación muy favorable.
Lo que dejo para la reflexión es el trabajo, durante los entrenamientos, para que los directores de juego sean capaces de crear espacios atacando (y por lo tanto desordenando) a la defensa y de percibir cuando es el momento de explotarlos.